La verdadera condena es el reflejo de idealizarte
Sentir que eres perfecto y transparente
Soñar
con que pudiste ser ese cielo
Que mantendría elevados mis versos…
Los ojos para siempre no se cierran
Mi corazón encontró la puerta
A la razón que nunca erra.
Se
acabo el encanto
y
con él, la pena
aun
no soy feliz
pero
vuelvo a mis letras
el
refugio eterno de mis catas incompletas.
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