Tenemos en el momento el placer de lo eterno,
Usándonos como sustento hasta el fin del misterio.
Nuestro calor entre mantas de mieles desbocadas,
Provoca el sentir nuestras almas ardiendo entre
llamas.
Busco tus labios secos para humedecerlos
con mis besos
Y evocar en ti los sueños propios de nuestros deseos.
Vas cediendo a mi juego y nuestros cuerpos,
Presos
del deseo comienzan su bamboleo
Uniéndonos en un espacio de gemidos y
versos.
Nos vamos fundiendo en un paisaje desierto
Donde solo nos tenemos para convertirnos en
fuego.
Entras en el misterio que entre mis muslos
encierro
Sutil vaivén placentero que dista de ser pasajero
Más te pido, más te ruego, te resistes y lo
siento,
Mientras aumenta el deseo con cada
movimiento.
Te domina el instinto, lo percibo en tu
ritmo
Mis caderas y tus sentidos sincronizan en
un grito.
Me ahoga el calor, te sofoca el deseo
Nos invade el color al terminar nuestro
juego.
Me entregas tu alma, te entrego mi cuerpo
Y hacemos el cielo que cobija nuestros sueños.