domingo, 22 de abril de 2012

SA


Perderé la inspiración
Abandonare tu voz
Cerrare mis ojos
y no veré mas el sol

El fuego en mi interior
se abandona al silencio
permanece quieto
para convertirse en hielo

No tejeré mas recuerdos
En el interior de aquel cielo
Que me dieron tus besos
Mientras creí que lo eterno
Podía ser verdadero.

Me entregare a los infiernos
Sucumbiendo a sus demonios
Sin vuelta atrás
Convertiré mi alma en hielo

Reinara entonces el silencio
Y sentirás los estruendos
Que aquel amor desierto
Dejara sobre tu cuerpo

Tomare por bandera
La venganza eterna
Y convertiré mis palabras
En la leyenda de mi tumba

Y al final, entre sollozos
Hundirás tu rostro en la tierra
Gritaras mi nombre esperando respuesta
Y solo escucharas la voz de tu conciencia

GD


La fuente de mi dolor una tarde de abril y mi deseo por alejarme de la realidad le dieron alas a recuerdos ocultos en el fondo de mi océano personal y me regalaron inspiración… pero mientras escribía, comencé a sentir aquello tan difícil de explicar, eso que solo puede reflejarse en las palabras de una mujer enamorada… será amor?  Mi razón lo condeno como utopía… una herejía al templo del cuerpo propio… una barrera en el camino que dibujaba mi vida…
Encontré que entre mis fortalezas se escondía mi debilidad por él, que surgía entre mis juegos de escritura como respuesta a mi petición de inspiración. Y aunque dentro de mi soledad no me exponía al expresar mi amor por el… sentí miedo ante tal descubrimiento y me propuse cerrar el baul que contenía sus recuerdos con 7 candados eternos.

FL

Tu luz, tus bellas palabras
Van despojando esa manta
Que con pudor nos separa
y expone a la música del alba
el calor de nuestras almas.

El frenesí de las olas en la playa
Envuelve en lágrimas la distancia
Y con la brisa dibuja en la alborada
Cada verso, cada palabra
Que me devuelve la calma

A mis sueños doy alas
para que vuelen junto a tu cama
y al abrir tus ojos por la mañana
recuerdes que una dama enamorada
suspira por ti desde su ventana
a millones de kilómetros, a eones de tu alma.

PS

Es la sincronía de voces
El canto que apacigua las aguas
Y sumerge en el silencio
La ausencia de tu mirada

Mientras la marea aumenta
se ahoga cada lágrima 
Que se nutre y alimenta 
Del dolor de una promesa 
Que por el viento fue llevada
A la oscuridad de una mentira




... FQ!


Sentimientos y deseos
Entre versos que encienden
Sueños y esperanzas
vivirán en el silencio
A la espera de tu llegada
Ilusionadas con el misterio
Que desencadenan las palabras
Que amanecen con la alborada
Sin miedo a las tormentas
Que la soledad provoca
Con la ausencia de tu mirada
Invocando en mi cuerpo
Ardientes y sutiles llamas
Que calcinan cada beso
Dado en bocas extrañas
Para olvidar que en mi cama
Brilla por su ausencia
La razón que me mantiene atada
a la luz que día con día
entre canciones aladas
para mi interpretabas

sábado, 21 de abril de 2012

Fragmento...


Aquella tarde mientras escribía, jugaba a recordarlo, revivía sus palabras y buscaba en ellas la inspiración adecuada para extraer de mi alma esa dulce ironía que me mantenía alejada de la cruel batalla diaria de una vida condenada a la monotonía.

Lo imaginaba en la distancia, frente a la playa con su libreta rebosada de versos, perdido entre pensamientos y frases buscando el movimiento perfecto para marcar la tinta sobre sus hojas. Sus ojos, tan profundos como el vacio, fijos sobre el cielo estrellado pidiendo la presencia de sus musas, inmerso entre sentimientos encontrados, artes desenfrenadas y recuerdos lejanos, quizá entre ellos aquella temporada en la que solía pensar solo en mi. Sus manos sobre la pluma, danzando al ritmo de las olas, dejando al caminar retazos de su alma, mismos que más tarde serian expuestos a un público amante de sus creaciones. Pero sin duda, lo más hermoso era imaginar sus versos, esa sinfonía de emociones que con tanta habilidad podía crear entre nubes de soledad, el caviar de la literatura, el licor que embriagaba hasta las emociones más duras… la sutileza en el romanticismo, quizá mezclado con su inteligencia era lo que tanto amaba de él.

Su sola imagen en mi cabeza conquistaba los terrenos que gobernaban mi razón y me sumergía en un frenesí de sueños que invocaba la más dulce inspiración contenida en mi alma.
Mi dulce tormento, la fuente de mis historias, de mis versos… su nombre retumba entre las cuatro paredes que eran testigos silenciosos de mi pecado personal, mi secreto, el placer de describirlo y adorarlo, esperando que mi imaginación lograra dibujar un fantasma que no existía, un ser perfecto que era capaz de llevarme al éxtasis que este mundo no me proporcionaría jamás!  Enloquecía mis sentidos, convirtiéndose en aquella droga que jamás debí consumir.