Lo sabes, puedes
percibir con nitidez la intensidad de su presencia. Lo sientes a pesar de la
distancia, el aire que respiras lo lleva tatuado en su conformación. Lo
observas en cada sombra que se atraviesa por la calle, en cada rostro adornado
con una sonrisa. No puedes escapar porque vive en ti, hace tiempo decidiste
entregarte a sus juegos y ahora formas parte de él.
¡ES AMOR!
Y por mucho que
te empeñes en negarlo, te acompañará hasta que tu corazón deje de latir… ¿Acaso
pensaste que sería algo efímero? Buena suerte, la enfermedad más dulce y cruel
que ha azotado a la humanidad ahora se desarrolla en tus entrañas y no existe
cura que pueda salvarte.