Me encierro un rato a pensar... a alejarme
de la dura vida que existe allá afuera, a pensar que puedo arreglar el mundo y
desaparecer tanto sufrimiento sin tomar en cuenta que solo soy un grano más de
arena en la playa.
Como puedo retomar el ánimo, como puedo
desear ser ese instrumento divino que Dios utiliza para salvar vidas? Soy un
ser tan insignificante… me siento tan incompetente… Su vida se fue alejando de
mis manos mientras yo clamaba al cielo un milagro, sus ojos se fueron cerrando
para no abrirse más, de su boca salió el último y el más dulce de los suspiros…
PERO EL ULTIMO, no habrá más!
En este rincón, alejada del mundo, en
silencio derramare todas esas lagrimas que delante de su cama no pude derramar,
abandonare todas esas sonrisas que le regale para que se llenara de ellas, rasgaré
mis brazos que le abrazaron tan fuerte que le hicieron sentir parte de mi…
Llorare, sentiré rabia, coraje, impotencia…
pero después… secare mis lagrimas, respirare profundo y volveré a salir… porque
esta inmundicia no se acaba, el dolor no se cansa de invadir nuestros cuerpos con
la enfermedad y mi obligación, mi vocación va mas allá de perder una batalla
con la muerte.
Es una batalla más, pero no por eso menos
importante… ahora el vivirá en mi corazón, y lo veré reflejado en cada sonrisa,
en cada mirada inocente… y cada meta que cumpla día con día será dedicada a el
que me observa desde el cielo…
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