viernes, 25 de mayo de 2012

...su muerte


Me encierro un rato a pensar... a alejarme de la dura vida que existe allá afuera, a pensar que puedo arreglar el mundo y desaparecer tanto sufrimiento sin tomar en cuenta que solo soy un grano más de arena en la playa.
Como puedo retomar el ánimo, como puedo desear ser ese instrumento divino que Dios utiliza para salvar vidas? Soy un ser tan insignificante… me siento tan incompetente… Su vida se fue alejando de mis manos mientras yo clamaba al cielo un milagro, sus ojos se fueron cerrando para no abrirse más, de su boca salió el último y el más dulce de los suspiros… PERO EL ULTIMO, no habrá más!
En este rincón, alejada del mundo, en silencio derramare todas esas lagrimas que delante de su cama no pude derramar, abandonare todas esas sonrisas que le regale para que se llenara de ellas, rasgaré mis brazos que le abrazaron tan fuerte que le hicieron sentir parte de mi…
Llorare, sentiré rabia, coraje, impotencia… pero después… secare mis lagrimas, respirare profundo y volveré a salir… porque esta inmundicia no se acaba, el dolor no se cansa de invadir nuestros cuerpos con la enfermedad y mi obligación, mi vocación va mas allá de perder una batalla con la muerte.
Es una batalla más, pero no por eso menos importante… ahora el vivirá en mi corazón, y lo veré reflejado en cada sonrisa, en cada mirada inocente… y cada meta que cumpla día con día será dedicada a el que me observa desde el cielo… 

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