Ella extrae de su alma con inspiración, sentimientos que no puede guardar inmortalizandos en palabras para poder recordarse a sí misma que el corazón que ahora es frio alguna vez vivió con el calor de un sentimiento, para no olvidar que cada vez que se entregaba, lo hacía por amor.
De esta manera no sufre, y no sufre porque no siente, y no siente porque escribe… y escribe porque solo eso protege su corazón y lo vuelve un tempano de hielo que no se derrite, impenetrable, duro… seguro.
Escondida detrás de su orgullo, evita mostrar la fragilidad de la que está compuesta, detrás de sus razones, esconde los sueños que le hacen imaginar y divagar… la princesa de este castillo no fue educada para ser débil… no puede permitirse fracasar, defraudar, fallar…
Detrás de su resistencia se encuentra su alma, tan frágil como el cristal…y dulce como el agua de manantial, una adicción difícil de olvidar si te atreves a probar…
La destreza de sus manos crea felicidad, las cuerdas de su voz regalan tranquilidad, la inteligencia obtenida de la experiencia le permite curar heridas, crece en un mundo que necesita salud de alma… con un motivo divino que aun no descubre, su vida está atada a un destino que nadie conoce…
Destinada a dar, a buscar su libertad en la inmensidad de un mundo que no desea amar… utiliza su soledad para llorar en la intimidad.
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