Una
taza de té sobre la mesa, un bolígrafo y el cuaderno habitual. La adicción que envuelve a mis manías es cada
vez mayor. El reloj comienza a marcar
segundos, que parecen desvanecerse lentamente. Cambia el panorama, desaparece
el reloj y el té pierde su sabor. La pluma comienza a danzar sobre el papel,
creando historias demasiado falsas para ser ciertas.
La
imaginación toma el control, no yo. Sin embargo, me gusta creer que soy quien
va relatando el espacio adecuado para darte vida. Debo mantenerte oculto de
quienes te juzgan como mera fantasía. El mundo no está preparado para ti, pero
tú estarás preparado para el mundo. Daré forma a tu carácter con mis letras, lo
cual garantiza que nada te sorprenderá. Serás arrojado al mundo, para ser leído por mentes se den a la tarea de poseerte. La
paradoja resulta útil en este punto de nuestra historia. Porque a fin de
cuentas, la ironía de mis delirios me convierte en el personaje, que en este
momento está siendo poseído por ti, lector.
No hay comentarios:
Publicar un comentario