viernes, 29 de junio de 2012

Diario de una Amante


Se acaba la noche, él se marcha y comienza mi infierno. ¡No entiendo como pude envolverme en este utópico sueño! Soy tan presa de sus promesas como él  lo es de mi cuerpo, voy ahogándome lentamente en esta dulce ironía.

Me niego a abandonar la sensación de recorrer sus labios al calor de la noche, sintiendo su pecho sobre el mío, mientras se entrega dulcemente a mis deseos. Me niego a abandonar el placer de disfrutar el frenesí de su pasión ahogada en suspiros y sentir que cada uno de ellos nace por mí. ¡Me niego! Estar con él es el alimento perfecto para mis sentimientos. Le amo en silencio, no me importa ocupar un segundo puesto. 

Sé perfectamente que para él solo soy una aventura más, un llano placer sin ningún motivo más que saciar la soledad que ella le provoca con sus múltiples ocupaciones. No guardo esperanzas, puedo sentir cuanto la ama, aun estando conmigo. A pesar de ser yo quien lo tiene en su cama, siempre será para mí un hombre prohibido.

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