Hoy me levanto con el dulce sabor que emana de tu criterio y
pienso que me gustaría que fuera universal. Deberían pensar como tú, sentir
como tú, hacer lo que tú… pero si así fuera, entonces serias uno más y jamás mi
atención se hubiera centrado en ti.
Amo que seas distinto, amo tus ideas, amo tu trabajo. Mi adicción
crece a la par de tus creaciones. Eres el alimento más adictivo de mi alma, y
por desgracia, también un fruto prohibido.